jueves, 1 de noviembre de 2007

Asturias - Sobre la manipulación del censo de militantes de Izquierda Unida de Oviedo

No se construye la historia con mentiras

Francisco de Asís Fernández Junquera, secretario general Partido Comunista de Asturias / 26 oct 07

Cuando perpetran un gran desaguisado y se dan cuenta de que les perjudica, los mediocres nunca lo reconocen. Intentan disfrazarlo de acierto o de necesidad. Si además carecen de razones y no poseen argumentos de los que echar mano, recurren sin empacho a las mentiras más groseras. Eso es lo que le sucede a la cúpula dirigente de IU de Asturias. No sabemos si fue la ignorancia o el desprecio lo que movió la mano del que manipulaba el censo de militantes de Izquierda Unida de Oviedo cuando, sentado ante una lista de 540 afiliados, tachó el nombre de José María Laso. Lo hacía con la iracundia insana y rijosa del que piensa desembarazarse en la sombre de aquellos a quienes odia. Alevosamente, sin darle a nadie ocasión de defenderse. Pero cegado por la insaciable inercia represiva, entre cientos de tachones sobre nombres de hombres y mujeres sencillos, se le fue la mano. De un solo trazo pretendía borrar sesenta años de militancia comunista y de grandeza humana. ¿Era la zarpa de un analfabeto político, ignorante de su propia chapuza? ¿O la mano de quien pretende salir de su frustrante pequeñez, laminando a alguien mil veces más grande que él? Cuando se dieron cuenta de la inmensa torpeza (alguien desde Madrid les dio un tirón de orejas) se callaron la boca, a ver si el disparate pasaba inadvertido. Erraron otra vez. Y ahora, enlodados en un escándalo mayúsculo, que desenmascara la monumental trampa de las «primarias» en IU, tratan de reinventar la historia a base de mentiras. Es mentira que IU de Asturias tuviese que disolver a IU de Oviedo porque muchos de sus militantes apoyaran a otra opción política en las pasadas elecciones municipales. Es justamente al revés. Como IU de Asturias (24 de marzo) «suspendió» arbitrariamente en sus funciones a IU de Oviedo y anuló su candidatura, encabezada por Rivi y Celso, elegida democráticamente en una asamblea (11 de enero), Rivi y Celso para evitar los efectos de semejante «golpe de Estado», se acogen a otras siglas y presentan candidatura como Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda (20 de abril) con el mismo programa de IU de Oviedo. O sea, que lo que ahora pretenden presentar como «causa» no fue causa, sino efecto. Si hubiera dejado en paz a IU de Oviedo, Rivi y Celso habrían ido como siempre en su lista y ASCIZ simplemente no existiría. Es mentira que, aunque hubiesen cometido actos contrarios a los estatutos de IU, los militantes puedan ser «dados de baja» sin más, o sea «desaparecidos». Para expulsar a alguien de IU es preciso incoar un expediente, oír al expedientado en un procedimiento contradictorio y acordar formalmente la sanción en el órgano colectivo competente. Nada de eso se ha hecho en la auténtica orgía de expulsiones disfrazadas de «actualización de censos». Hasta los más abyectos delincuentes tienen derecho a un juicio justo en un Estado de derecho. La figura del «desaparecido» es propia de dictaduras bananeras. Estamos en presencia, pues, de una monumental limpieza de comunistas para garantizar tres cosas: primera, una abrumadora mayoría de Llamazares en la «consulta» a las bases, para determinar el candidato a la Presidencia del Gobierno, en detrimento de la candidata Marga Sanz. Segunda, una victoria sin ruidos ni contratiempos de las tesis «ecopacifistas» y nacionalistas en la próxima asamblea de IUA, prevista para el 30 de noviembre, en la que no sólo se pretende liquidar el componente rojo de IU, sino convertirla en persona jurídica independiente como Ezker Batúa. Tercera, una delegación de Asturias a la próxima asamblea federal de IU totalmente entregada a Llamazares sin críticas ni opiniones discrepantes. Es mentira que se haya realizado una asamblea de IU de Oviedo para elegir un nuevo consejo político, cuyo coordinador sería un tal Suárez, es decir, el mismo indocumentado que confunde Aristóteles con Parménides y que condujo a las siglas de IU a la debacle en Oviedo. Una asamblea no es la reunión de los 32 amigos que se vieron en septiembre para amagostar semejante engendro (al que tuvieron que llamar a militantes de Gijón y de Mieres, echar mano a rebotados de las consejerías ya sin alto cargo y nutrirlo con unos cuantos personajes que hace unos diez años defendían en Asturias la candidatura de Herri Batasuna a las europeas). ¡Vaya cuadro! Una asamblea necesita como premisa usar el censo existente, sin pasarlo primero «a fosforito», eliminando a los que no piensan como uno (es mentira que ninguna decisión judicial dictamine que estaba adulterado), convocar por escrito a todos los censados y, si queda un poco de vergüenza, llamar a los periódicos. Ése era el problema: no tenían ni militantes ni vergüenza. Es mentira que IUA no dispusiera de los censos de Oviedo, mentira que el PCA estuviera obligado a entregar sus censos a IU y mentira que IU de Oviedo no abonara sus cuotas antes de diciembre de cada año, hasta el inmediatamente anterior a la purga, en que por lógica cautela se aplazó el pago. ¿Dónde radican las verdaderas causas de la purga? En la realización del VIII Congreso del PCA, en el que los actuales mandamases de IU se negaron a participar, pudiendo haberlo hecho y que resituó a la Federación Asturiana del PCE en cohesión con el 87% de la militancia de aquél. No quisieron participar en un proceso limpio y sin trampas, pese a la posibilidad de ganarlo todavía en Asturias, por no reconocer las deliberadas irregularidad que ellos habían perpetrado en la primera edición del VIII Congreso, que el PCE se vio obligado a anular. Pero, volviendo a Laso, es mentira que él «guardara silencio» antes del actual escándalo. Laso es autor de dos artículos: uno denunciando el viraje nacionalista de IU de Asturias y otro apoyando la candidatura de Rivi y Celso. Por eso lo tacharon ¿o no? ¿A qué viene ahora decir que «estará donde quiera estar»? ¿No les tiembla la voz al hablar ahora con un cinismo repugnante «de la intachable trayectoria», «de la relevancia social, política e intelectual» de Laso? ¿A qué viene tanto jabón tras haberlo excluido ahora de IU y antes, cuando mandaban en el PCA, haberlo apartado de sus responsabilidades y haberle retirado la compensación económica que recibía? Hoy tratan de completar la humillación con la aberrante propuesta perdonavidas de que puede volver «si lo pide». No hay nada que pedir, sino reconocer el legítimo derecho a seguir siendo militantes de IU, tanto de Laso como de todas las víctimas de la ignominiosa purga. Es mentira la afirmación de que la dirección del PCA pretende utilizar al histórico Laso cuando son precisamente quienes dicen esa villanía los que pasean «históricos» para legitimarse, los que mencionan en sus artículos nombres y más nombres propios de veteranos militantes y los que instrumentalizan firmas como la de la viuda de Fernández Inguanzo para tratar de patrimonializar una fundación que sólo es del partido. Es mentira que la mayoría de quienes hoy dirigimos el PCA provenga del PCPE. ¿Pero si proviniese, qué? ¿Acaso Ignacio Gallego no pertenecía a la tradición del partido? ¿O Armando López Salinas? ¿O nuestro recordado Juan Rodríguez Ania? ¿De dónde vino Monereo? ¿Cuál es el origen del Partido de los Comunistas de Cataluña, que ahora tanto apoya a Llamazares? Cuando no hay argumentos políticos se busca la descalificación personal y cuando tampoco hay razones morales para hacerlo, se recurre a alegatos demagógicos destinados a desorientar y confundir. Es mentira que los que ahora se ponen tan serios y formales con citas literarias y filosóficas sean los corderos que la piel que hoy revisten induce a pensar. Son los mismos que el 31 de mayo acaudillaban una banda de energúmenos, previamente caldeados con mentiras para tomar por asalto la sede del PCA, vociferando, insultando y golpeando. La imagen de aquellos tristes hechos proyecta el verdadero retrato político y moral de quienes, no contentos con haber expulsado de su ciénaga a Laso y a tantos militantes más, se revuelven ahora en ella, inventando mentiras y mentiras para disimular sus fechorías. Publicado en el periódico "La Nueva España

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